viernes, 28 de octubre de 2011

Tierra del Fuego: Fabiana y el desbarranco de un proyecto

            Los hechos de esta semana, en los que la gobernadora echó al ministro de desarrollo social luego de una demora inexplicable en la compra de vehículos para personas con discapacidad, sirve de muestra para graficar el desbarranco absoluto de un proyecto político.
            Dicen que para evaluarnos lo mejor es compararnos con nosotros mismos. A veces, la comparación con otros es injusta, y tiende a generar resignación o conformismo. En el caso de los partidarios y defensores de Fabiana, pasa esto último. Nos dicen y nos repiten que este gobierno es el mejor de la historia de Tierra del Fuego, que los de antes robaban, reprimían, bajaban sueldos... Y la verdad es que tienen razón.
            El ejercicio interesante es comparar a este gobierno, a cuatro años del inicio de su gestión, consigo mismo, con sus discursos, sus anhelos de antaño. Me pregunto, ¿cuántas medidas efectivamente progresistas se tomaron en esta gestión? Me anticipo y rescato una: la gratuidad de la salud pública es fundamental, y si bien seguramente hay críticas para hacer, la gestión en esa área ha tenido un sentido social y ha sido buena.
            Bien, ¿algo más? Siento que Fabiana se dedicó a administrar el Estado con relativa (cada vez más relativa) prolijidad, sin intentar siquiera cambiar algo. En este punto soy totalmente abierto, quiero escuchar, que me digan que soy un burro, que no estoy mencionando tal o cual acción de gobierno que realmente mejoró la situación de los más pobres.
Recuerdo por ejemplo cuando ellos decían, y todos compartíamos, que había que consultar a la población sobre lo que se fuera a hacer con los recursos naturales. Cuando estuvimos de acuerdo en que las negociaciones se debían hacer de cara a la población, defendiendo los intereses del Estado con claridad y sin secretos. Hicieron lo contrario.
Recuerdo cuando se hablaba de ser intransigente, de no negociar con la corporación política, con los wilders, los lofflers... Y hoy lo vemos al legislador Marinello (creo que este hombre sintetiza como nadie la derrota cultural del proyecto político), negociando todo de una manera desvergonzada y con cualquiera, justificándolo todo con el peligroso argumento de que el fin justifica los medios, de que “hay que gobernar”, “hay que tener responsabilidad”, y entonces no importa nada. Entonces, no importa que la clase política sin vergüenza se aumente los sueldos muy por encima de los aumentos que reciben los laburantes. Parece obvio que esta falta de respeto a todos menos a ellos surge de negociaciones y acuerdos, en los que a cambio de lo que necesita el gobierno, les da a los sinvergüenzas lo que piden. En medio de tanto rosqueo, resulta que hoy Marinello es, en el mejor de los casos, un esclavo de quienes decía combatir, y en la interpretación más verosímil, uno más de ellos.

El gobierno y su partido funcionan con la lógica de “mesa chica”, y ahí están los cuatro o cinco tipos con acceso al despacho de la gobernadora decidiendo entre ellos. Y entonces ante cada estupidez del gobierno, los fabianistas nos dicen que pobrecita ella, que está mal rodeada, que le escriben el diario de Yrigoyen, etc. Pero ella sigue en su microclima, sin salir a la calle. Yo la verdad es que hace un tiempo ya no le creo más, el discurso del dirigente bueno y el entorno malo tiene un límite.
La descomposición política del partido de gobierno derivó en el catastrófico resultado electoral del 23 de octubre. Para empezar, su tibieza los llevó a no pronunciarse por ningún candidato presidencial. Mientras el PSP rosarino (llamado PSM), que tiene idéntica estética, y que es amadrinado por Fabiana, hizo campaña activa por la candidatura de Binner, los muchachos del PSP fueguino oscilaron entre el apoyo al gobierno nacional y la prescidencia.
Después, le armaron una interna a quién había sido una diputada leal y disciplinada (aunque sin iniciativa política), de la cuál se tornaba evidente que el ganador iba a salir debilitado, y así fue. Finalmente, las internas cortesanas llevaron a que desde la gestión la mayoría de los funcionarios se desentendieran de la campaña, e incluso algunos tuvieran sospechosas reuniones con otros candidatos, que en tren de hacer suposiciones tornarían más comprensible el incomprensible 5% del PSP en Ushuaia, su histórico bastión electoral. En un partido sin militancia genuina, la descomposición dirigencial lleva a este tipo de resultados. En este caso, la peor performance para un oficialismo que yo recuerde en la historia de la política argentina, obteniendo el sexto puesto con menos del 8% de los votos.


Pero volvamos, para terminar, al tema Álvarez... tuvieron que salir las familias a denunciar, los medios a reproducir, para que el ex ministro saque una gacetilla ridícula haciéndose el distraído y diciendo que justo ese día se estaba ocupando del tema, 19 meses después de haberlo anunciado con bombos y platillos... y de haber recibido la plata de Nación!!
Ante semejante aberración, el gobierno demostró su autismo (uso esta expresión conciente de su significado, sin ofender a nadie). El ministro coordinador, como siempre, se llamó a silencio. La gobernadora se tomó ¡48 horas! para pronunciarse, y terminó supuestamente ofendida echando a Álvarez y a parte de la planta política del ministerio. En 48 horas nadie salió a respaldarlo, ni a criticarlo, ni a decir que lo estaban pensando...


Como muchos otros, creí en este proyecto, creí en que con su oratoria, con su capacidad para victimizarse y hacernos sentir compasión, Fabiana nos decía la verdad. Hace tiempo que ya no le creo.